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jueves, octubre 3, 2024
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“Creímos que era legal”, sostienen víctimas de una estafa en Yucatán

Con “oferta” de inversión estafa a grupo de clientes

Directivos y “asesores” de la sucursal Mérida de la empresa Aras Investment Business Group, S.A.P.I. de C.V., lograron estafar a decenas de yucatecos en menos de seis meses de operar en la ciudad, ofreciéndoles intereses de 9% mensual por sus inversiones en esa compañía.

Ésta no solo incumplió su promesa de pagar esos réditos, sino que ha puesto serios obstáculos para devolverles el capital invertido, fruto —en la mayoría de los casos— de los ahorros de toda la vida de las personas que le confiaron su dinero.

Los defraudados no saben a quién acudir porque las oficinas en Mérida de Aras Investment Business Group, en el edificio Luxus de Altabrisa, están cerradas y nadie responde los teléfonos.

Historial de estafas de la empresa en México

Aras cometió la misma estafa en Cancún, Campeche y en varias ciudades, como Chihuahua, Ciudad Juárez, México, Guadalajara, Monterrey, Culiacán, Tijuana y Torreón.

La compañía, con sede en la ciudad de Chihuahua, abrió sus oficinas en Mérida a todo lujo el 17 de mayo, a cargo de Olga Susana Bastarrachea Delval, al parecer oriunda de ese estado y con familia en Yucatán.

Según testimonios, entre varios de los afectados, que piden permanecer en el anonimato por temor a represalias de la empresa, aseguran que Olga Bastarrachea incluyó a varios de sus familiares en la lista de sus primeros clientes.

“Yo llegué a ella precisamente a través de estas personas”, dice uno de los afectados.

Olga Bastarrachea ofrecía dar intereses de 9% al mes, de los cuales 1% servía para pagar los impuestos al SAT. “Es decir, nos ofrecía un interés del 8%, totalmente legal, sobre el dinero que le entregáramos”, añade.

Este dinero, a su vez, serviría para comprar acciones de distintas empresas ‘muy sólidas’, entre ellas una mina de oro en Chihuahua y varias compañías inmobiliarias”.

Sugieren presión a través de una “promoción”

De acuerdo con los afectados, para presionarlos, Olga Bastarrachea les decía que la oferta del 9% de interés formaba parte de una promoción destinada solo para residentes en Mérida, dispuestos a firmar un contrato de inversión entre el 3 y el 5 de octubre. Luego de esa fecha, Aras ofrecería solo intereses del 4.5% al mes.

La estrategia de Olga Bastarrachea era presionarnos para entregarle nuestro dinero en ese lapso, denuncian los entrevistados.

Para demostrar que era una inversión segura, ella nos daba el nombre de varios de sus familiares que ya eran sus clientes y nos aseguraba que Aras era una empresa seria porque, entre otras cosas, lucía el emblema de Empresa Socialmente Responsable, su marca estaba asociada a equipos de fútbol de primera división y contaba con los permisos del gobierno. “Todo es legal”, decía.

Muchos de los afectados entregaron su dinero en ese lapso, en efectivo o por transferencia, en contratos de cinco, seis, nueve, 10 y 12 meses, algunos hasta en dólares.

”Creímos que todo era legal, pero fuimos unos tontos”

A los cinco días de firmar, recibimos nuestros “contratos de inversión”, avalados supuestamente por la notaría 19 del distrito Morelos de Chihuahua, por la auxiliar de esa notaría, Teresita Gallegos Contreras, “con todo y folio electrónico”.

Creímos que todo era legal, pero fuimos unos tontos”, se lamenta uno de los afectados.

El 4 de noviembre, cuando varios de ellos acudieron a cobrar su réditos a las lujosas oficinas de Aras —uno de ellos esperaba recibir más de $13,000 por una inversión de $170,000— Olga Bastarrachea les informó que la empresa enfrentaba problemas de liquidez y que, para conservar sus inversiones, “y mientras Aras Investment Business se recuperaba”, debían firmar un nuevo convenio, esta vez por seis meses, en el que aceptaban no cobrar intereses en ese lapso.

Si no lo hacían, les dijeron, tampoco les regresarían su capital invertido.

Tras escándalo, cierra empresa

Aunque muchos protestaron, Olga Bastarrachea dijo, como ya informamos en la primera entrega de este reporte, que si no querían hacerlo podrían demandar a la compañía, “pero ni a quién reclamarle”, afirma uno de los afectados.

Las oficinas en el edificio Luxus permanecen cerradas y nadie contesta los teléfonos. Lo mismo sucede en Cancún y Campeche. Incluso, los muebles de esas oficinas los almacenaron en Mérida, según algunos testimonios.

Cuando los clientes afectados le preguntaron a Olga Bastarrachea por esa situación, ella dijo: son de las oficinas de Cancún y Campeche, “que están en remodelación”.

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